sábado, 2 de mayo de 2009

POR LA FINCA

Al tío Alberto, siempre le gusta ir a la finca del abuelo Manuel, porque la brisa siempre esta galopando despavorida por la espesa hierba, donde abundan las vacas y el aroma a campo se siente fragrante.
Le cautiva que el viento le golpee sus cachetes rugosos. Son horas de búsqueda entre matorrales y malezas, y siempre lo encontramos debajo de un árbol.
Ayer lo buscamos todo el bendito día, ya era muy tarde, el sol estaba casi puesto y todos estábamos angustiados y cansados de la búsqueda.
Al anochecer el primo Jaime lo encontró. Allí reposaba el tío Alberto, con las babas chorreadas por sus cachetes arrugados. Sino fuera por los ruidos espantosos producidos por su garganta y su nariz, parecería un muerto.
-Camilo, me gritaba, lo encontré, ¡corran!; como siempre dormido debajo de una gran arboleda.
El abuelo como siempre le dice: ¿por qué nos haces esto?, la próxima vez dormirás a son de chicharras y sapos y picadas de zancudos; el tío solo agacha la cabeza y dice –ya veremos.

lunes, 27 de abril de 2009

TU NOMBRE

Por mis venas ya no corre sangre sino tu nombre
Mi corazón lo reproduce incansablemente a millón
Todo mi cuerpo esta colmado de ti
Mi piel ya no traspira sudor, sino tu nombre
Mis poros deseosos están por ti
Ya no exhalo aire sino tu nombre
Mis pulmones llenos están de ti
En todo lo que percibo esta tu nombre
En mi retina, estas ahí
En el jardín dibujo tu nombre
Entre rosas y jazmín
Ya no escucho nada, solo tu nombre
Como un eco eterno en mí
En las olas del mar escucho tu nombre
Día tras día, te mencionan a ti
En mi piel esta tu nombre impregnado por doquier
En el bosque veo tu nombre
Entre hojas al caer
En la playa esta tu nombre
En mis huellas al correr
En mis sueños veo tu nombre
Lo menciono cada nuevo amanecer
Oh Jesús de Nazaret.